Estuve la semana pasada en Milán y aproveché para tomar un capuccino en Bastianello, uno de mis cafés favoritos de Milán, me llamó la atención como mostraban los sobrecitos de azúcar en un recipiente sobre la barra: los sobrecitos perfectamente organizados, verticales, a un lado el azúcar blanco, al otro el azúcar moreno, en medio la sacarina, ningún sobre roto ni manchado.
No sólo resultaba simpático, por la acumulación de pequeños sobrecitos, también es más cómodo encontrar el sobre que buscas y es más fácil darse cuenta si falta algún tipo de azúcar para reponer. Me pregunté porqué no lo hacen así todos los bares del mundo. Una idea sencilla.
Me imaginé entonces al dueño de un bar en España pidiendo a sus camareros que, al colocar el azúcar, vigilen que todos los sobrecitos queden bien puestos, ninguno manchado, verticales, unos a la izquierda y otros a la derecha. ¿Cómo serían las reacciones?:
- No te imaginas lo que me ha pedido Paco! qué coloque los sobres del azúcar!
- Pacó es un tiquismiquis increíble! El jefe está loco! es un maniático!
Un simple recipiente de sobres de azúcar refleja toda una actitud hacia el trabajo bien hecho, el orgullo de trabajar en un ambiente organizado y saber entender que el aspecto de las cosas es parte fundamental del servicio. Me mata la tolerancia hacia la cutrez que tenemos en tantas cosas en España. Admiro Italia por este tipo de detalles.
Hey! ¿No es idealista.com donde no saben lo que es una letra capital para empezar un párrafo? Eso lo llamo yo detalle...
Ahora bien, Jesús, seguro que hay un motivo detrás porque ni en los estudios que editan desde idealista escriben con mayúsculas al principio de una oración ¿Cuál es?
Publicado por: Ortegapablo | martes, enero 27, 2015 en 22:12
Hola Jesús. No te llevaré la contraria respecto a lo de la cutrez pero ¿No será que el trabajador aquí es en general más maltratado? Vamos, peor pagado y con peor horario. Es más, extiendo la responsabilidad ¿No será que la sociedad española (todos incluidos) es más primaria? Que trata de peor manera a sus semejantes, que no hay en general aprecio por la cultura y el refinamiento. Me alegro Jesús que sepas apreciar esos detalles de la cafetería Milanesa, pero no creo que hayas tenido en cuenta la raíz de los problemas. Las condiciones económicas y las relaciones sociales entre clases son las que dictan el tipo de sociedad en la que vivimos. Es como si a Alfredo Landa de los Santos Inocentes se le exigiese recitar la Iliada empolvado en talco mientras toca el arpa.
Publicado por: Randolf_carter | miércoles, enero 28, 2015 en 17:29
No recuerdo donde lo escuché, pero si que ha pasado mucho tiempo de ello. En España la autentica reconversión que se precisa, no es del mercado laboral, es del mercado empresarial.
La cutrez y la mediocridad están muy extendidas por nuestro país, pero no creo que sea motivo único y exclusivo del trabajador.
En hostelería, un sector que he conocido en ambos lados de la moneda. En la mayoría de los casos los establecimientos son de menos de siete empleados, y sus condiciones laborales son deplorables.
En Italia, sino recuerdo mal existen dos códigos laborales, uno orientado a las pymes y otro a las corporaciones. Probablemente ese hecho diferencial tenga mucho que ver con el desempeño de sus trabajadores, por no decir de la excelencia de sus empleadores.
Me enerva sobremanera eschuchar en mi país que somos mediocres, vagos y poco mas que estúpidos, y que la responsabilidad solo recae sobre los trabajadores, cuando son las élites empresariales de este país las principales responsables.
Como jefe se me inculcó un principio, sería el responsable de todo, lo bueno y lo malo. ¿Por qué los jefes, en España, no ordenan colocar los azucareros como ilustras en la foto?
Publicado por: CloudDevelop | lunes, febrero 02, 2015 en 01:48
Tres comentarios en este post: un troll dando por saco y dos escurriendo el bulto.
La historia de España, en resumen. Nadie se analiza, nadie hace autocrítica, nadie tiene ganas de mejorarse a sí mismo. Todo lo que pasa es culpa de otro.
No creo que Jesús Encinar esté responsabilizando de la mediocridad de este país exclusivamente a los camareros, sino que habla de cómo somos los españoles en general. De que no cuidamos los detalles, y si alguien los quiere cuidar le tachamos de tiquismiquis.
Hacer las cosas con cariño no tiene nada que ver con el convenio laboral.
Publicado por: DLagomazzini | lunes, febrero 09, 2015 en 23:17