- ¿Dónde están los intelectuales de nuestros tiempos?
Me lo preguntaba un amigo en una cena en casa hace unas semanas. Hablábamos de libros de Ortega y Gasset, del tema de España, de la crisis actual. No se me va la pregunta de la cabeza. En las crisis de España en el pasado surgieron intelectuales que nos ayudaron a pensar en nuestros problemas y a darles un marco de referencia ¿Dónde están los Unamuno, Ortega y Gasset, Salvador de Madariaga de esta crisis? ¿Dónde están los intelectuales que sepan alzar la vista más allá de la barricada, con dignidad, para ayudarnos a todos a pensar en lo que necesitamos cambiar en nuestro país?
Hoy muchos sacan sus conclusiones sobre nuestra sociedad de los monólogos de humoristas en un late night show o de debates ideológicos de políticos y sus medios fieles de apoyo. Los canales de televisión repiten las falacias de los políticos que les pagan. ¿Nos hemos quedado para pensar a base de chistes? ¿Qué profundidad intelectual tienen esos análisis? En un mundo habituado a la subcontratación parece que hasta el análisis crítico de nuestra situación se subcontrata a think tanks, agencias de rating, bancos de inversión, institutos de investigación, medios amigos. ¿Ya no quedan intelectuales?
El mundo universitario, que debería ser un centro de ideas, de análisis y de debate parece un ministerio más, centrado en sus políticas internas de ascenso y controlado por redes de lealtad. No hay ni una universidad española entre las mejores del mundo a pesar de la gigantesca inversión pública en educación superior, eso debería ser suficiente revulsivo para aceptar el fracaso de su modelo y sin embargo prefieren negar la realidad y seguir en su burbuja.
¿Queda alguna institución en España que mantenga su dignidad y su credibilidad? Hay escándalos y abusos donde se mire. Partidos políticos que lanzan mensajes populistas sin sensatez, sindicatos que despiden a sus empleados con la misma ley contra la que hacen huelgas, organismos de control que no controlan, supervisores que no supervisan, jueces que pagan sus gastos alegremente, comisionistas en la casa real, consejeros de bancos que firman sin saber lo que firman, expropiadores de lo ajeno entre aplausos.
Todo pasa siempre por echar la culpa a otros, a los de fuera, a los de arriba, a los de antes. Todo con tal de no aceptar que cada uno de nosotros somos los responsables de nuestro presente y nuestro futuro.
- ¿Dónde están los intelectuales de nuestros tiempos?