El diario El País ha publicado hoy una opinión de la Ministra de Cultura sin un solo enlace a nada más allá de si mismo. Una costumbre, esa de escribir algo sin enlazar a nada, que tanto gusta a quién no quiere dialogar, ni ofrecer fuentes ni entiende lo que significa internet y la cultura participativa. Me llama la atención por lo poco que parece entender los argumentos que desde los blogs y desde internet mucha gente hemos intentado hacer llegar. Es un texto farragoso y pomposo que pretende ser falsamente erudito cuando en realidad muestra la cortedad de miras que tiene.
Para empezar el artículo tiene varios graves errores sobre la historia como desconocer la historia de la imprenta, cercenar sin piedad la cita de Cervantes para cambiar su significado, confundir la historia de Edison/Méliès o la referencia a Mark Twain que al hablar de piratas se refería precisamente a los editores: "Mark Twain looks upon the copyright law as pure robbery"
Pero lo más serio es que, de nuevo, quieren confundir los términos sin responder a los argumentos.
Por resumir: La ley Sinde es inútil. INUTIL. No conseguirá los objetivos que se propone. Cuando se cierre una web otras cinco se abrirán. Es como golpear una medusa. Cerraron Napster y se abrieron otras 100 Napsters. No se trata de cerrar webs rápidamente sino de encontrar nuevos modelos de negocio, algo a lo que la industria se ha negado sistemáticamente. Esta ley retrasa de nuevo el momento de la verdad alargando la agonía de los viejos modelos sin ponerse de una vez a pensar en el futuro. Cuando el gobierno americano intentó cerrar Wikileaks se crearon 100 webs espejos en pocos días. La solución tecnológica que quieren adoptar es inútil frente al problema que quieren afrontar.
Van a imponer una Comisión de Control de Internet que diga lo que se puede ver y lo que no. Esta comisión formada por el gobierno y la Sgae regularía que internet se puede ver desde España (contrariamente a lo que quieren hacer ver, no regula sólo unas pocas webs, nos regulan a todos) y sería una peligrosa herramienta de control de lo que hasta hoy es una internet libre. Nos pone al nivel de países como China, Corea del Norte o Irán. Es una ley que no existe ni en EEUU ni en países donde se respete la libertad de expresión. Aunque la ley sea inútil para proteger los derechos de autor tendrá autoridad para amenazar y callarnos la boca a los que hagamos cualquier cosa que no le guste a la Sgae o el gobierno (el actual o el que venga). Ayer mismo vimos como se cerraba un blog que denunciaba unos fraudes, no por lo que denunciase fuese verdad o mentira, sino porque usaba un logo sin derechos de autor. Los derechos de autor se utilizan de rondón para cerrar webs.
Los intelectuales que deberían protestar ante esta gravísima injerencia del Estado en la sociedad civil se callan. Ante una ley creada al dictado del gobierno americano, como Wikileaks ha dejado claro, prefieren cerrar los ojos y mirar para otro lado. El mundo al revés. Los que antes cantaban canción protesta ahora se apartan de su público natural y se ponen del lado del poder. Ver para creer.
"Gente de la cultura versus gente de la tecnología"
Esa es la dicotomía más falsa de todo el artículo. La Ministra, una persona que viene de la industria, expresidenta de la Academia del Cine, piensa que hay personas, como ella y sus amigos, que son "gente de la cultura" y otros que no lo somos. Ella va a sus fiestas endogámicas, a sus entregas de premios, inauguraciones, estrenos, presentaciones... y como siempre ve a los mismos, entre canapé y canapé lógicamente concluye "estos son la cultura, estos son los míos". Los demás, los que escribimos un blog de poesía, subimos fotos a internet, colgamos un video en youtube, damos un concierto para amigos, hacemos un documental sobre nuestro barrio, etc. No somos "gente de la cultura". No vamos a sus fiestas. Somos otra cosa. A falta de otro nombre nos llama "gente de la tecnología". Pues no señora. La cultura somos nosotros. Ustedes son el negocio de la cultura, que es otra cosa.
La Ministra vaticina que, sin su ley, la cultura flaqueará: "Cada vez menos gente podrá dedicarse profesionalmente a ella y nos veremos abocados a un menú monofágico de apenas unos pocos platos que gusten a muchos y que decidan por nosotros grandes intereses económicos (los verdaderos dueños de la Red)."
Paradójicamente el futuro que ella vaticina se parece mucho al presente que hoy vive la industria. Vivimos una realidad donde hay unas pocas majors discográficas, unas pocas grandes editoriales, unos pocos organizadores de conciertos, unas pocas distribuidoras de cine, etc. controlan lo que podemos ver. Toda la industria está organizada precisamente para asegurar "unos pocos platos que gusten a muchos". Es lo que la ley acentuará. Si algo permite internet es precisamente lo contrario, una larga cola de gran oferta, no necesitamos su ley para eso. Señora ministra, si quiere variedad de platos déjenos en paz hacer nuestra vida. No justifique una ley restrictiva que creará precisamente la consecuencia opuesta de lo que dice defender.
George Orwell describe en 1984 el gobierno de Big Brother formado por tan sólo 4 grandes Ministerios. El Ministerio de la Paz, para encargarse de la guerra. El Ministerio del Amor, para asuntos internos y seguridad. El Ministerio de la Abundancia, para asuntos económicos. El Ministerio de la Verdad, para información y propaganda. Cada vez que oígo el título de "Ministra de Cultura" me sonrío en silencio. Pensando en lo que para ella significa "Cultura" me parece estar viendo una mala copia de 1984.