
Estos días he leído dos noticias sobre resoluciones judiciales que veo relacionadas entre sí:
Hoy Expansión trae la noticia que los alcaldes de ayuntamientos morosos podrían ver peligrar sus bienes personales si no pagan las deudas que los ayuntamientos que rigen hayan contraído. Es una sentencia del Tribunal de Justicia de Andalucía (TSJA) contra el alcalde de Castilleja de Guzmán (Sevilla)
La semana pasada un juzgado madrileño decretó el embargo "preventivo" de 38 millones de los bienes personales de Gonzalo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE y ex-presidente de Marsans, para hacer frente al concurso de acreedores de Air Comet
Si alguien comete fraude en su gestión debe pagar con su patrimonio personal. Si has robado el juez debe exigirte el pago de lo robado y más. En eso sin duda estamos todos de acuerdo.
Sin embargo en muchas ocasiones los problemas financieros no son causa de ningún fraude. Una empresa tiene menos ventas o quizá no le extienden un crédito y cierra. ¿Ha existido algún fraude?
Un ayuntamiento no recauda lo que solía y no puede pagar sus cuentas ¿Qué fraude hay ahí?
Si la gente que está a la cabeza de algo que fracasa debe pagar con su patrimonio personal ¿Quién querrá ser alcalde en el futuro de un ayuntamiento con problemas? ¿Quién apostará a crear negocios?
Me sorprende el ímpetu con que se pide el linchamiento de aquellos que estaban a la cabeza de algo cuando llegó el fracaso. Leyendo los comentarios a esas noticias se me ponen los pelos de punta.
Simplemente muchos fracasos no son causa de ningún fraude.
Que un negocio cierre es muy distinto a que haya existido fraude. Mientras no nos demos cuenta de eso tendremos una baja actividad de emprendedores y un alto nivel de paro.
No conozco el detalle de la quiebra de Air Comet ni los problemas de Marsans. No conozco a Díaz Ferrán ni sé los argumentos de uno y otro lado. Creo que si yo fuera él personalmente abandonaría la presidencia de la CEOE y me dedicaría a defenderme en los tribunales. Saldría menos en las noticias si sus pleitos no fuesen los del presidente de la CEOE. ¿Qué independencia puede tener alguién en su situación?
Pero me preocupa que el caso de Díaz Ferrán conduzca a que los fracasos empresariales se castiguen con el patrimonio personal de los emprendedores. Hay que saber distinguir los casos de fraude de los que no lo sean.
La Revolución Industrial y el progreso económico de los últimos 3 siglos se debe en buena parte a la invención de la Sociedad de Riesgo Limitado. Las primeras fueron las sociedades holandesas e inglesas para la explotación del comercio con las indias orientales. Estas sociedades permiten que la gente decida apostar sólo una parte de su patrimonio en una aventura empresarial. Igual que hacemos cualquiera al comprar una acción. Quieres poner límite a lo que puedas perder. Imagina que si compras una acción de una compañía y esa compañía fracasa te pudiesen exigir el resto de tus bienes personales. ¿Invertirías? Claro que no. La sociedad pre-industrial no permitía las Sociedades de Riesgo Limitado, eso mantuvo el progreso económico en niveles pírricos durante siglos.
Si decides dar servicio a un ayuntamiento ya sabes perfectamente que los ayuntamientos pagan muy mal o directamente no pagan. Puedes intentar llevar al ayuntamiento a juicio y exigir un embargo de sus cuentas. No me parece que sea ni medio sensato exigir al alcalde que pague con su patrimonio personal las deudas del ayuntamiento. ¿Por qué no todos los vecinos?
Entiendo el odio, el rencor, la mala leche que todos podemos tener hacia las administraciones públicas por su mala gestión, sus deudas eternas, su arrogancia y los casos de corrupción, pero llevar este tipo de reclamaciones al tema personal simplemente nos hace a todos más pobres y aún peor gestionados. Ningún sensato se pondrá en ese riesgo.
La pregunta que aún tenemos que resolver como sociedad es cómo penalizar a aquellos que por su negligencia e irresponsabilidad causan grandes destrozos a todos. De manera más concreta: ¿cómo evitar los abusos que han cometido las instituciones financieras?
El caso de Juan Pedro Hernández Moltó, ex-presidente de la Caja Castilla La Mancha
En 1994 Hernández Moltó era diputado cuando estalló el caso de corrupción de Mariano Rubio, presidente del Banco de España. Hernández-Moltó le espetó en el parlamento:
Señor Rubio, ¡míreme a la cara! ¡De frente! Me recuerda, ¿no?
¿Usted es consciente, señor Rubio, de las consecuencias que está generando en la sociedad española su proceder, su pasividad, su falta de respuesta?
Tenga la hombría de bien, la valentía de asumir la responsabilidad que usted durante tantos años, con orgullo, sin duda alguna, ha desempeñado y que precisamente por ese motivo hoy convierte este debate y su propia situación personal en algo más que una anécdota de un ciudadano más...
El mismo Juan Pedro Hernández Moltó que decía esas palabras fue después Presidente de la Caja Castilla La Mancha y presidió quizá la política de créditos más irresponsable de una caja, lo que terminó en la primera intervención de una institución financiera desde Banesto y una inyección de dinero público de 7.100 millones de euros.
Pues bien, después de un desastre de esta categoría Hernández Moltó tan sólo ha tenido una multa por 150.000 euros y una inhabilitación por 5 años. A todas luces una penalización muy suavecita. Unos días después de la sentencia le vi comiendo en un restaurante de negocios de Madrid. No parecía muy preocupado.
¿Cómo deberían regularse las instituciones financieras de modo que la irresponsabilidad y negligencia de tipos como Hernández Moltó no caigan sobre las cuentas públicas?