Los informes anuales nos dicen lo que paso en una empresa el año pasado pero para cuando la información llega al balance y la cuenta de resultados probablemente ya es tarde para actuar.
Gestionar una empresa empieza con tener una idea, una estrategia, un knowhow particular de algo que quieres hacer distinto, a tu manera. Quizá es un insight particular o una forma mejor de hacer algo. Frente a tus competidores tu tienes una visión particular de qué quieres hacer y cómo hacerlo. Esa parte es constante, una mejora permanente de tu visión del mercado y lo que está ocurriendo.
A partir de esa idea, sea equivocada o no, brillante o normal, se crea todo lo demás: los servicios y productos, la forma de actuación interna, la cultura de la empresa, los equipos, los precios, las formas de trabajo, etc. Esa organización interna después se ve reflejada en ratios de mercado, penetración, índices de satisfacción de cliente y todo tipo de métricas de negocio.
Al final, el resultado de la idea, de los procesos internos para implantarla y de los ratios de mercado, obtienes unos números financieros. Son el resultado de la fórmula. Lo que queda cuando has hecho todo lo demás. Los resultados financieros son el final de un proceso largo que empieza con ideas, creación, aprendizaje e innovación, después se refleja en medidas concretas de organización de equipos/recursos y su confrontación con el mercado.
Esto viene a cuenta para comentar que intentar tomar decisiones de negocio empezando desde la cuenta de resultados y los balances financieros no me parece una buena idea.
Cuando ves que un ratio financiero ha empeorado la solución no es actuar sobre ese ratio directamente sino pensar qué hay aguas arriba que ha provocado esa situación y actuar ahí.
Totalmente de acuerdo Jesús. Muy ilustrativo
Publicado por: Iñaki | martes, marzo 03, 2009 en 10:24
Muy bien. Perfecto.
Ahora a ver cómo demonios se lo trasladamos a todas y cada una de las facultades que vamos en la dirección equivocada.
Y a las incubadoras de empresas.
Y a los concursos de empresas que existen.
Y a las cajas de ahorros.
Y a los bancos.
Y...
Publicado por: Count van der Maza | martes, marzo 03, 2009 en 10:30
Es como aparcar "a ruido", es decir, cuando te chocas con el otro coche y suena, es que ya no queda más espacio...
Deberías hacer un libro con todos estos gráficos y sin explicación ni pie de página...
Publicado por: Rodrigo | martes, marzo 03, 2009 en 11:39
Jesús, creo que town
Publicado por: Ivan Campos | martes, marzo 03, 2009 en 15:46
lo siento por el comentario anterior, es lo que tiene presionar mal una tecla. A lo que iba: creo que tienes toda la razón en lo que planteas y por esto creo que la mejor forma de gestión es el balanced score card donde se da un seguimiento integral a varias áreas claves del negocio y no solo a la financiera
Publicado por: Ivan Campos | martes, marzo 03, 2009 en 15:50
Hombre, si algo aparece en los resultados financieros y está mal, siempre puede arreglarse en la memoria.
Buen post!
Publicado por: Pedro | martes, marzo 03, 2009 en 22:26
Estoy deacuerdo solamente a medias. El balance y la cuenta de resultados no tiene por qué ser anuales, de hecho es conveniente hacerlos al menos mensualmente, para tener controlado el buque.
Publicado por: Juan Andres | jueves, marzo 05, 2009 en 16:25