Mucha gente piensa que la Libertad de Expresión consiste en poder decir lo que se quiera sin repercusiones. Como si las palabras permaneciesen en un nivel intelectual superior, incapaces por sí mismas de hacer daño y cualquier discurso debiese estar permitido porque, al fin y al cabo, son sólo palabras, sólo ideas.
Ayer un tipo que quería dar una conferencia racista en una librería de Barcelona y se encontró con presencia policial, va y se hace la víctima quejándose ante los medios: "Hoy es un día triste para España. La libertad de expresión es el más importante de los derechos individuales, sin libertad de expresión no existe la libertad".
Parece que la Libertad de Expresión fuese un valor universal absoluto. Como la bondad, la igualdad, la solidaridad o la generosidad, que no se pudiese tener suficiente. Que recortar fuese siempre algo negativo. Siempre es mejor tener más igualdad ¿no? Pues lo mismo con la Libertad de Expresión, que cuanto más, mejor.
Pero esto es una visión simplista de la sociedad. La Libertad de Expresión es algo enrevesado, complejo, crítico, fluido, difícil, cambiante. A las sociedades modernas no nos queda más remedio que enfrentarnos a qué puede ser permitido expresar y qué no para evitar la demagogia y el totalitarismo. Alemania es la sociedad que mejor ha comprendido esto.
Ya hay multitud de cosas que no se pueden decir porque son un peligro para los demás o un daño para la sociedad. Algunos ejemplos facilones:
- gritar "¡fuego!" en un teatro
- inducir a cometer un delito
- la publicidad engañosa
- la apología del terrorismo
- pedir sexo a menores de edad, etc.
Todo eso, en el fondo son "sólo palabras, sólo ideas", pero también son delitos. Sería ridículo que un fabricante pudiese decir cualquier cosa sobre su producto amparándose en la Libertad de Expresión o que un pederasta se excusase diciendo que "sólo expresaba una opinión". Está claro que la Libertad de Expresión no cubre cualquier discurso.
La idea platónica de que existe un mundo de las ideas, separado de la realidad, es una visión filosófica peligrosa. Ya cuando la leí en el bachillerato me pareció simplista. Las palabras no están por encima de la realidad, son muy reales. Las palabras son actos. Se puede hacer mucho daño escribiendo y hablando. Igual que los conjuros en las pelís de brujas, las palabras tienen efectos. Cuando dices palabras mágicas, ocurren cosas. Abracadabra.
Entonces ¿Qué debe estar permitido y que no?, ¿Quién lo regula?, Esas son preguntas interesantes que no son fáciles resolver para ninguna sociedad.
La Libertad de Expresión debe proteger la crítica al Poder, pero los ataques a minorías sociales no pueden estar permitidos.
El Poder económico, político o mediático, ese poder con P mayúscula, tiene muchas prerrogativas y ventajas. Si además no se le puede criticar, todos perdemos libertad. Por eso me pareció un auténtico despropósito la multa a Guillermo Torres y Manel Fontdevilla, los dibujantes de El Jueves "la revista que condenan los martes", por muy ofensiva, vulgar, cutre y zafia que fuese aquella portada de El Jueves. El mensaje era claro "cuidadito con criticar al Poder, te pueden pasar cosas malas". Un mal precedente. La próxima vez que un periodista quiera criticar o burlarse de una "institución", ¿debe pensárselo dos veces?, ¿medir sus palabras?
Harina de otro costal son los ataques contra minorías sociales. El derecho a la Libertad de Expresión no debe proteger discursos xenófobos, machistas, homófobos, racistas o contra creencias religiosas. La protección de los más débiles es una de las funciones básicas del sistema legal y los ataques verbales no deben quedar impunes. Hoy estamos dando protección a discursos de odio e intolerancia que se permiten atacar a los demás arropándose en la Libertad de Expresión. Es una verdadera lástima que este tipo de ataques se permitan con normalidad, mientras que el único caso que haya tenido cobertura mediática sobre la limitación de la Libertad de Expresión sea lo ocurrido a El Jueves, justo donde los jueces habrían hecho mejor no haciendo nada.
Convengamos que hay una diferencia enorme entre gritat "fuego!" en un teatro y dar una charla racista. El primero busca generar caos y confusion, y el segundo probablemente logre lo mismo, pero el objetico es compartir ideas y pensamientos... ideas y pensamientos equivocados, malintencionados y dañinos, pero pensamientos al fin.
Si el disertante resultara ser alguien confundido (es facil consumir la informacion equivocada o interpretarla de manera erronea) pero pensante (y defensor de la libertad de expresion) uno podria hablar, mostrarle datos y señalarle sus errores, y con un poco de suerte, hacerle cambiar de opinion.
Hacer callar a la gente, incluso cuando lo que dice no es bueno, es peligroso para uno mismo. Afortunadamente, el grueso de la sociedad considera que el racismo es algo dañino, pero durante mucho tiempo considero todo lo contrario, y gracias a la libertad de expresion pudo plantarse el debate y llegar a la conclusion que las cosas presisaban un cambio.
El discutir y escuchar es necesario para que lo que pensamos no se convierta en un postulado sin sustento. El espiritu critico es lo que nos permite avanzar, aunque muchas veces tengamos que escuchar cosas que no nos gusten.
Publicado por: Ariel H. | lunes, noviembre 26, 2007 en 00:23
Me ha gustado mucho la argumentación pero justo cuando se llega a la frase resaltada tengo que discrepar.
Quizás piensas en las minorías como en un grupo de "buenos" cuando en realidad los mismos racistas son una minoría. Quizás haya menos homófobos que homosexuales (en España) y seguramente convendrás en que a ese grupo no se le debe dar amplia libertad de expresión.
Hay veces que las diferencias son aún más sutiles. Los grupos que atacan despiadadamente a la iglesia católica - que ya es un árbol caído - los que se oponen a las "medicinas alternativas" diciendo que son estafas.
Cierto es lo que afirmas, que en Alemania son muy liberales pero tonterías racistas o "en contra de" no dejan pasar ni una.
Es un tema muy complicado pero sobre el que merece la pena reflexionar.
Publicado por: marmolillo | lunes, noviembre 26, 2007 en 09:45
Se debe establecer limitación a los "discursos de odio", independientemente de a quien vayan dirigidos, porque son claramente antesala y cobertura ideológica de los "crimenes de odio".
Publicado por: Blogux | lunes, noviembre 26, 2007 en 10:24
Hola,
Una pregunta, por qué utilizas el término "libertad de expresión" de la forma "Libertad de Expresión"?
Quiero decir, con cada palabra en mayúsculas.
Saludos,
Publicado por: Jareando | lunes, noviembre 26, 2007 en 10:46
Una sociedad que establezca temas tabúes me parece un grave peligro para la libertad a largo plazo.
Supone que la cultura del individuo asuma la posibilidad de que "alguien" decida lo que es "dañino para la sociedad".
Es el primer paso antes de nombrar "enemigos públicos" (asimilando a los que convenga al poder) y proceder a la "persecución" de los "chivos expiatorios". El mecanismo de los demagogos ha sido siempre igual.
Por eso pasar de condenar a los homosexuales a condenar a los homófobos es un disparate. Permanece el mismo discurso de demonización y prevalencia con distintos protagonistas y justificaciones.
La única vía para acabar con actitudes negativas es la educación: el homófobo/racista/violento/machista se desacredita a si mismo en cuanto expone sus ideas a la persona educada.
Para un poder manipulador, añadir o cambiar un ítem en la lista de “prohibiciones” en una sociedad que acepta juicios morales genéricos es muy fácil. Cambiar la cultura de una sociedad que no acepta tabúes no lo es.
Sinceramente, si veo una frontera clara entre las ideas y actos. Es la frontera entre el mal menor que nos podemos permitir (la portada grosera de el jueves, las declaraciones batasuneras, la negación del holocausto) y los actos no podemos permitir en ningún caso: la agresión a la adolescente latina en el metro, la extorsión terrorista, los actos de pederastia... Las relaciones causa-efecto son discutibles, el acto en si no lo es.
Es parte de la educación inculcar la responsabilidad individual de los actos independientemente de los muchos idearios y justificaciones disponibles.
¿Hay un punto intermedio? Podríamos llegar a un acuerdo, que sería la prohibición de utilizar determinados medios para determinadas ideas. Ninguna idea debería estar prohibida en un libro o periódico de pago, pero si en publicidad o medios de comunicación masiva, medios no adecuados para la argumentación y no dirigidos a población educada. Es una posibilidad que admitiría abusos de todo tipo y no me gusta, pero siempre dejaría una puerta abierta ante la tiranía.
Por último, el precio de vivir en una sociedad libre es tener que escuchar lo que no nos gusta: Homófobos, apologetas del terrorismo, groseros… No comprendo por qué tanta gente se siente siempre agraviada.
Publicado por: aníbal archi | lunes, noviembre 26, 2007 en 12:17
Complicada cuestión. Lo ideal sería que el marco de la libertad de expresión lo marcara la ley. Pero eso es, como tú comentas, una utopía. Utopía porque las leyes las aprueban mayorías parlamentarias con las que uno puede no estar de acuerdo. Incluso uno puede estar en desacuerdo con la ley fundamental, la Constitución, y poder expresarlo. Además las leyes presentan muchas omisiones y lagunas.
Como la frontera que marca la ley no funciona, habría que recurrir a un sistema de valores...Pero es que de esos, hay tantos!
Publicado por: Joaquin | martes, noviembre 27, 2007 en 05:01
Aunque la idea de fondo no esta mal muestra una falta de fondo argumental y filosófico.
Decir "fuego" en un teatro no es "libertad de expresión" en ningún caso puesto que no es una expresión. como no lo es llamar a los bomberos avisando que hay fuego.
Mezclar eso con la libertad de expresión seria como decir que matar a alguien también se puede interpretar como "liberta de expresión" si el que mata entiende que es su forma de expresarse.
Un poquito mas de nivel.
Por mi parte siempre pienso que mientras no sea un delito en si mismo lo que se dice la libertad debe ser máxima, Tanto si se defiende el terrorismo, la república o la monarquía,
De lo contrario por la misma ley que prohibimos expresarse a un extremista podemos prohibir expresarse a un gay si consideramos que sus ideas atentan contra ciertos grupos sociales.
Que mañana alguien de una conferencia sobre que los zamoranos son "entes superiores" no veo que problema puede causar. Igual que si alguien da otra sobre que los murcianos son "seres inferiores", Siempre que la de dentro del respeto ¿que problema hay?
lo contrario implicaría recortar toda forma de expresión. o acabaremos prohibiendo los chistes de andaluces,
Publicado por: uno mas | martes, noviembre 27, 2007 en 08:14
La idea de que "cualquier discurso debe ser permitido", "la educación lo cura todo", "la libertad se basa en que cualquiera pueda decir cualquier cosa" es falsa.
Sé perfectamente que es una visión muy extendida y que a mucha gente le gusta pensar que es así, pero es una visión naif y peligrosa que pone en peligro nuestras libertades y nuestro modo de vida.
Una sociedad como la alemana, que ha pasado por la experiencia terrible del nazismo y el comunismo, lo entiende perfectamente. Hay que ser intolerante con la intolerancia. Los discursos de odio no se curan con educación.
Los discursos son actos y deben ser tomados con la misma gravedad que se toman los actos. Un discurso de odio y de intolerancia es un acto de odio y de intolerancia. Debe ser penado por la ley igual que una paliza o una agresión. Sólo así se consigue frenar el deterioro del espacio cívico.
Publicado por: Jesus Encinar | martes, noviembre 27, 2007 en 10:55
Jesús, seguro que hay muchos que interpretan "tu" discurso como de odio e intolerancia, y desde luego forma parte de un deterioro de "su" espacio cívico tal y como ellos lo perciben. La otra cara de la misma moneda "moral" que tu llamas "cívica".
Para pasar de ser una minoría débil a proteger a ser una minoría peligrosa a perseguir puede haber muy pocos pasos. El tener la opinión pública a favor en un momento dado no es garantía.
El ejemplo de Alemania es perfecto. La forma de ser maleable por el poder que toleró el nazismo y el comunismo, con sus dogmas y enemigos públicos, es la misma que tolera la restricción de la libertad de expresión repecto a "la incitación al odio". La psicología social de sumisión a los códigos de valores del poder es la misma.
En Reino Unido o Estados Unidos el nazismo, el comunismo y la limitación de la libertad de expresión lo tuvieron y lo tienen más difíciles. Cuestión de espíritu, también.
De hecho, siendo como soy parte de una minoría -gay-, no me fio nada de la tolerancia social actual. Me siento más amenazado porque se acepte con naturalidad la prohíbición de una conferencia -dentro de unos años me puede tocar a mi- que por cualquier discurso homófobo.
Es decir, vería mi futuro más seguro en una sociedad con sólidos principios de libertad en la que me insulten de vez en cuando, y yo pueda responder en igualdad, a otra en la que se puede prohibir de acuerdo con las cambiantes "morales" sociales.
Publicado por: anibal archi | martes, noviembre 27, 2007 en 17:05
No estoy de acuerdo. El odio y la violencia son siempre odio y violencia, en discurso o acción. La idea de que son ideas y por tanto no hacen daño y por tanto han de ser toleradas es, insisto, naif y peligrosa. Los violentos se benefician de esa actitud intelectual para avanzar sus causas.
No sé a qué prohibición de conferencia te refieres, por cierto.
Publicado por: Jesus Encinar | martes, noviembre 27, 2007 en 17:50
Te ruego que no simplifiques mi punto de vista. No niego la amenaza que supone la difusión de información parcial entre la población intelectualmente indefensa, pero opino que el daño que pueden llegar a hacer las ideas es inferior a la arbitrariedad que supone la represión selectiva en tanto que establecimiento cierto de una moral/ética colectiva.
Un ejemplo, si las palabra "in" de la moralidad/ética colectiva actual de nuestro país fueran pecado e inmoralidad, ¿qué te parecería esto?
"El pecado y la inmoralidad son siempre pecado e inmoralidad, en discurso o acción. La idea de que son ideas y por tanto no hacen daño y por tanto han de ser toleradas es, insisto, naif y peligrosa. Los corruptores se benefician de esa actitud intelectual para avanzar sus causas."
Me refería a la conferencia que mencionabas inicialmente, supongo: http://www.elpais.com/articulo/espana/Suspendida/conferencia/ex/miembro/Ku/Klux/Klan/Barcelona/elpepuesp/20071124elpepunac_8/Tes
Desde luego es un asunto para cogerlo con pinzas y tapándose las narices: un kukluxklan, "jóvenes antifascistas" (es decir, los fascistas de moda) y como guinda la policía identificando a los asistentes a una presentación de un libro en una librería (en otro punto del recorrido del péndulo, gays en un local de ambiente).
Como no creo que nadie que lea este bloq se identifique con los de dentro o los fuera de la librería, creo que se puede contemplar sin "herir" a nadie la encantadora ironía de que los del discurso del odio y violencia presentaban un libro, y los presuntos representantes de la corrección política se pegaban con la policía y quemaban contenedores.
Publicado por: | martes, noviembre 27, 2007 en 19:32
Hablar de censurar ideas, sean estas las que sean , para "proteger" a ciudadanos "indefensos" supone considerar a estos ciudadanos como menores de edad o intelectualmente vulnerables. Es un argumento peligrosísimo.
De ser cierto supone, que podemos manipularlos, y que censurar o imponer una línea de pensamiento "correcta" es una solución. Precisamente lo mismo que hicieron en su momento los nazis en Alemania.
La incultura, la falta de razonamiento, o que la gente no tenga herramientas mentales para defenderse contra las "ideas del odio" solo se combaten con más cultura, más debate y menos censura.
Perseguir unas ideas, sólo dan un argumento a los que las propagan. Y al final por un medio u otro las harán llegar a esas mentes "vulnerables".
La oscuridad se combate con más luz, no con otra oscuridad.
Voltaire lo resumió perfectamente: "No estoy de acuerdo con tus ideas, pero defiendo tu sagrado derecho a expresarlas."
Saludos. :)
Publicado por: corsaria | domingo, diciembre 02, 2007 en 15:17
Un apunte bibliogáfico:
"4 ensayos sobre la libertad"
Isaías Berlin
Publicado por: Juanma | domingo, diciembre 02, 2007 en 16:50
El problema es dónde se establece el límite.
Es el socialismo-comunismo malo(cientos de miles de muertos en la URSS, China y países satélites).
Es el capitalismo malo (millones de pobres y desheredados del tercer mundo muriendo diariamente).
Negar el holocausto judío, las matanzas étnicas, la bondad de Hugo Chávez, la elección del dictador por Dios para ese puesto, las matanzas de Franco, la matanzas de Paracuellos del Jarama o las checas, ... ¿Dónde está la verdad que no sonroje a los actuales dirigentes?
¿Y cuándo la minoría oprimida deja de serlo? ¿Y si la minoría no es tan minoría (mujeres=50% de la población).
Y así podríamos seguir con casi cualquier cosa que actualmente parece normal.
Publicado por: Pablo Rey | domingo, diciembre 02, 2007 en 23:21
Hoy tenemos un buen ejemplo de lo que estamos hablando. En la concentración en la Cibeles algunos exaltados han aprovechado para insultar a Zerolo llamándole "maricón". Obviamente gente como Carmen Rigalt que se empeña en dejar términos como gay o homosexual y aboga por llamar a los gays o homosexuales maricones con la excusa de que esa palabra forma parte de nuestro castellano debería darse un punto en la boca. Mientras maricón sea utilizado como una piedra para insultar a cualquiera, vamos mal.
Por otro lado me sorprende que no haya otra cosa que atacar a Zerolo. Nadie ha dicho que sea tibio en su defensa contra ETA, nadie ha criticado que en estos días se mueva entre dos aguas pero se aprovecha para pegarle un buen "maricón" y quedarse tan anchos.
Está claro que a pesar de todo lo que leemos aquí, todavía hay que seguir cuidando qué entendemos por libertad de expresión. ¿Qué hubiera pasado si alguien hubiese criticado a Ana Botella insultándola por ser mujer? ¿Cómo habría sido recibido? ¿Dónde está la AVT en estos momentos? Ahora más que nunca estoy de acuerdo con este post. El derecho de unos pocos a llamar maricón a cualquiera sin que haya consecuencias no puede ampararse en la libertad de expresión.
Publicado por: Atonito | lunes, diciembre 03, 2007 en 17:31
En realidad ningún derecho es absoluto
Publicado por: Francisco | martes, diciembre 04, 2007 en 00:29
Te leo habitualmente, de verdad, pero en mi humilde opinión éste es un comentario profundamente erróneo.
¿Prohibir las críticas a las minorías? Sinceramente, me parece una broma. Para proteger a las minorías se inventó el código penal y el derecho civil.
La libertad de expresión entendida como lo que es, la comunicación a los otros de las ideas personales, debe ser un valor rigurosamente absoluto, protegido con mucha más fuerza que la biodiversidad o las focas monje. Lo contrario lleva a sociedades asfixiadas, miedosas, enfermas, y donde esas minorías -que por definición piensan distinto porque son distintas de la mayoría, te recuerdo- lo llevan crudo.
Mucha gente ha dado su vida por que otros puedan decir lo que piensan, no lo olvides. Y la libertad, aunque a nuestra generación se lo pueda parecer, no es ni ha sido nunca gratis.
Publicado por: pasmao | viernes, diciembre 14, 2007 en 09:37