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miércoles, octubre 31, 2007

Comentarios

Plenamente de acuerdo con la conclusión del post. No cabe duda de que en un mercado donde el cliente es, cada vez más, el elemento decisor, la información y participación que le concedas tendrá un papel fundamental en el éxito del negocio.
Es mi primer post, tras meses y meses de lectura de mi blog favorito de la red. Enhorabuena Jesús por fomentar el espíritu emprendedor.

Sin duda me quedo también con la última frase que lo resume todo. Que mejor que uno sepa exactamente lo que cabe a esperar de un servicio y así evitar conjeturas que puedan hacer que la persona adquiera dudas. Enseña desde un primer momento lo que sucederá y que esté demostrado en cada momento.

De ese modo, además de dar el servicio y una buena experiencia, generas confianza.

Yo también me quedo con la frase final.

Teniendo en cuenta que no solo es aplicable a los taxis, sino a muchos otros campos de los negocios, ya que cuidando al cliente y manteniéndolo informado, consigues su confianza, un valor que a veces difícil de conseguir y que resulta muy valioso para la empresa.

Que me lo cuenten a mí! Que para malas experiencias en taxi tengo ya para unas cuantas crónicas, como por ejemplo, en Yakarta http://11870.com/pro/26580
Viajar en taxi es una de las experiencias más interesantes que hay:

En todo Japón los taxistas llevan guantes blancos, protegen los asientos con puntillas, ofrecen pañuelos o propaganda y tienen un dispositivo mecánico para cerrar la puerta del venerable pasajero sin que éste tenga que molestarse en tirar del manubrio. Por lo general, son buena gente. Aunque conviene llevar una tarjeta con los datos del destino para evitar malentendidos.

En Luxemburgo, tras cuatro llamadas a la central, te conocen por tu nombre: siempre se agradece que alguien se acuerde de tí con un contacto tan personalizado.

En Singapur, la tortura china de la campanita camino del aeropuerto: cuando se sobrepasa la velocidad máxima autorizada, suena una campanita que no cesa hasta que se vuelve a la velocidad normal. Poco les importa: para tan poca isla que tienen, un poco de desfogue al volante no viene mal. Eso sí, tienen cada metro cuadrado de territorio tan bien controlado por satélite, que apenas has colgado el teléfono hay un conductor llamando a la puerta.

En Los Angeles, casi toda la Gens Taxi viene del mismo lugar:la actual Georgia. Algunos no se saben todavía las calles. Muchos apenas chapurrean el inglés. Pero se les ve tan serviciales, que les perdonas las vueltas que te hacen dar. Ellos mismos paran el contador si la cosa se alarga más de lo prudencial.

En otra ocasión, una choferesa de taxi alemana sacó su maletín de muestras de cosméticos Avon para ver si de paso "picaba" y le compraba algo durante el trayecto.

Y en Madrid no hay nada mejor que lo que hace una amiga para sondear la temperatura política del momento: manda al pobre taxista a la calle del General Mola o al Corte inglés de "Generalísimo" a ver si cuela. Las conversaciones en los taxis madrileños suelen ser graciosas si caes con un tipo del lugar.
Pero lo de los taxis de Nueya York con el GPS es la pera.

Gran conclusión, pero para grandes, o mejor dicho largos , el comentario sobre los tais del mundo, eso es eperiencia y lo demás pamplinas, Muy bueno.

Iba a comentarlo en la entrada sobre Ahmadinejad pero ya está cerrada. Si tienes opción de mover el comentario, sería lo idóneo.

La situación en la antigua Esparta era inusual, por un lado a los espartanos les preocupaba más bien poco que sus hijos de sus esposas fueran realmente suyos siempre y cuando nacieran sanos y fuertes. Pero por otro lado se jactaban de tener a las mujeres más fieles de Grecia.

Habla Plutarco en su vida de Licurgo.

"Una vez le preguntaron a uno de los espartanos antiguos, Gerardas, cómo castigaban a los adúlteros en Esparta y respondió:
-Aquí no hay adúlteros. Y si los hubiera - insistió el interlocutor - entonces el culpable tendría que donar un toro tan largo que alargara la cabeza sobre el monte Taigeto para beber en el río Eurotas.
El otro, perplejo, preguntó:
- ¿Cómo podría encontrarse un toro asín?
Gerardas respondió riendo:
-¿Y cómo podría encontrarse un adúltero en Esparta?"

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