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martes, octubre 16, 2007

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Permiteme una referencia más:

Non Intentional Design de Uta Brandes y Michael Erlhoff
http://www.daab-online.de/books/Various_Design_Books/Non_Intentional_Design.html

que incide en esa idea de coger un objeto inicialmente pensado para otro objetivo y emplearlo para satisfacer otra necesidad.

Tras tanto diseño de supermercado accesible a todo el mundo, el desván de la abuela se ha convertido en la cantera indispensable para el que busca el objeto original y único.
Personalmente, me encanta pasearme por los rastrillos y otros mercadillos pulgosos para ponerme la casa a tono.
Me gusta rodearme de cosas "bonitas" y únicas.
En vez de acercarse al híper nórdico se puede uno llevar un mueblico trasnochado, darle un par de brochazos y convertirlo en un objeto "vintage".
Todo es cuestión de querer y algo de saber.
Me encantan los dibujos de los críos, tan espontáneos, llenos de vibrante colorido, ajenos a todo filtro de censura artística que frene la inspiración.
Parece algo pasadillo, pero me he vuelto aprendiz de caligrafía japonesa.
El punto no es tanto el saber diseñar o trazar el ideograma, como el guiar ese pincel y jugar con los efectos que produce más o menos presión sobre el papel.
Los "borradores" de esa práctica se convirtieron pues en improvisados "cuadros" con "no-es", "shi-es", "me-es" entrelazados, ofreciendo un fantástico claroscuro de tinta china formando arabescos.
Es eso diseño-sin-querer?
O es mejor tener esa litografía de Cocteau, ese sillón Eames o ese florero Aalto para decir que somos auténticos entendidos?

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