Ser de Ávila creo que te da una actitud bastante igualitaria y democrática ante la vida. De pequeño no ves terratenientes de cortijo, ni adineradas familias de burguesía industrial. Tampoco ves cinturones de pobreza, homeless ni favelas. A todos hablas igual. Nadie te mira por encima del hombro. Ser de Ávila, quizá por aquello de ser una ciudad pequeña con un clima frío, te da bastante sensatez y realismo. Por eso me atrae tanto la gente del sur, por lo ajeno, colorista y alegre. Aquello de buscar lo opuesto. Ser de Ávila es como ser del Ártico, algo que no se olvida, que no se pasa. Todavía me duelen los pies del frío que he pasado en domingos de invierno.
Pero Ávila, a pesar del frío, también tiene algo especial. Cuando la primavera llega a la meseta lo hace con una belleza tan sútil que parece un pequeño haiku japonés. Quizá precisamente porque la mayor belleza está unida a lo fugaz y efímero. La primavera en la meseta llega tarde y acaba pronto. Dura sólo unas semanas, si no estás atento se te pasa sin darte cuenta.
La primavera de Ávila me recuerda aquella poesía de Machado, en Campos de Castilla, en la que escribe a José María Palacio, preguntándole por la primavera de Soria, y le pide que lleve flores a su difunta Leonor al cementerio de El Espino:
En la estepa
del alto Duero, Privamera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!
(...)
Esta mañana salí a dar un paseo por la ciudad aprovechando el aire limpio después de las lluvias y tomé unas fotos del campo en Ávila, parecía un cuadro impresionista.
Desde el Mediterráneo, Mallorca, los cambios de estación son muy suaves. el recuerdo que tengo de Ávila es el frío y las maravillosas yemas de la célebre Santa. Las imágenes si que parecen impresionistas son realmente muy bonitas
Publicado por: Miguel A. | sábado, mayo 26, 2007 en 22:04
Gratamente sorprendido. Gracias.
Publicado por: Max M Navarro | sábado, mayo 26, 2007 en 23:02
Ummmm... que post más agradable. Me encanta el poema el Machado que comentas.
Publicado por: Francisco | domingo, mayo 27, 2007 en 08:54
Hermoso.
Publicado por: Bow | domingo, mayo 27, 2007 en 16:46
Muy bello y muy cierto el post. La foto parece, efectivamente, un cuadro de Monet. Creo que, lamentablemente, el cambio climático hará que esa primavera de la que hablas sea pronto un recuerdo. Los veranos, dicen los expertos, serán extremos al igual que el invierno, y ambos se sucederán sin solución de continuidad. Me recuerda lo que cuentas, a las primaveras de mi querido Meneses de Campos en Palencia.
Publicado por: dicky del hoyo | domingo, mayo 27, 2007 en 21:25
Pues no sé que decirte Jesús. Porque quizá de Ávila salga gente como tú que tiene esa visión igualitaria y democrática pero también tu tierra produce cada engendro... Porque no olvidemos que Ángel Acebes es paisano tuyo. Pero siempre os quedará Suarez. Cuánto le echamos de menos muchos. Como necesitaríamos alguien así ahora. Pero me estoy despistando. Qué fotos tan bonitas has hecho.
Publicado por: Palpatine | domingo, mayo 27, 2007 en 23:45
Mira... yo creo que en vez de CEO de idealista, podías poner tambien "poeta de la red". :)
Muy bonito post. Nos tienes a todos alucinaos.
Publicado por: Sonsoleso | lunes, mayo 28, 2007 en 13:08
con diaz de mera y acebes como más ilustres representantes de Avila, lo siento pero lo de "realista" es poco menos que una broma no?
Publicado por: bana | lunes, mayo 28, 2007 en 13:32
Para aumentar el efecto impresionista mira la foto con los párpados entreabiertos.
Publicado por: acuteaccent | lunes, mayo 28, 2007 en 14:16
Muy, muy bonito. Gracias
Publicado por: Carlos R | lunes, mayo 28, 2007 en 16:23
Tienes razón Jesus. Ahora vivo en Barcelona y el otro día pasé por un campo de amapolas, que me hizo recordar viejos tiempos en Segovia. Quise parar el coche y bajar a mis hijas como si fuera algo excepcional. En realidad sí lo era, ellas nunca han visto un prado de amapolas...
Lastima que estaba entrando en una autopista... Necesito más campo, más cercano, más frio, nieve...
Publicado por: segoviaes | martes, mayo 29, 2007 en 15:50
Cuadro impresionista o fotografía impresionante.
Publicado por: DByN | viernes, junio 01, 2007 en 13:58
Muy encantador y reconfortante tus comentarios y fotografías aunque como conocedor de la idiosincrasia de Castilla y León debo puntualizar que te has dejado llevar por el corazón y no por el sentido común. Avila es un paladín del caciquismo y de una profunda cultura provinciana conservadora donde todavía cuenta mucho quién eres y de dónde vienes.
De todos modos insignes políticos han salido de esa tierra como Adolfo Suárez.
Publicado por: blackadder | domingo, junio 03, 2007 en 16:01
a Blackadder.
Claro.. claro... vamos, "totalmente de acuerdo contigo". Como esto que cuentas solo pasa en ávila y no en barcelona, valencia, madrid... en el resto de españa te valoran solo por tu trabajo y no importa quién es tu padre.
En fin.
Publicado por: Sonsoleso | lunes, junio 04, 2007 en 01:46
No debemos confundir la mejorable historia política de Ávila con su valor histórico y la riqueza natural que la rodea.
Curiosamente hace unos pocos días publiqué un post sobre Ávila en mi blog citando también a Machado, con motivo de las últimas elecciones, ya que también soy abulense:
http://www.gelo.tv/blog/archivo/avila-absoluta.xhtml
Es cierto, Ávila es una provincia de extremos, calor y frío, picos y mesetas, inteligencia y simplonería, Suárez y Acebes, el glaciar de Gredos y el Valle del Jerte con un microclima siempre primaveral, y tantos otros ejemplos.
Estoy de acuerdo que Ávila destaca en su caciquismo, en su inconsciente aislamiento de montaña, en su cabezonería. Son todos estos, atributos que nunca nos han favorecido. Aún siendo abulense, es una ciudad en la que me cuesta reconocerme, porque cada esquina es tan inmóvil que apenas puedo imaginarme corriendo por ella cuando era pequeño.
Pero por alguna razón de Ávila salen hombres muy capaces. Creo que esto es así porque exige para la mente despierta un enorme esfuerzo de comprensión individual de su entorno social. Y tal vez, de esa entrenada capacidad de razonamiento tan propiamente castellana, surgen miradas sin abalorios que son capaces de desnudar la realidad que les rodea sin entonar en el rostro un solo gesto de exploramiento.
Publicado por: gelo | martes, junio 05, 2007 en 01:59
Coño gelo, lo ha clavao!
Qué comentario tan certero. Yo también soy incapaz de reconocerme en esas esquinas por donde pasé mil veces. Es como fueran eternas y nadie hiciera mella en ellas.
En todo caso yo rompo una lanza por una ciudad que no es tan cacique como otras provincias. Sevilla sí es cacique, o algunas zonas levantinas o andaluzas. En Ávila el cacique tenía una vaca más que sus vecinos. Bastante diferencia con las miles de hectáreas que los caciques han poseido en otras zonas españolas
Publicado por: Fernando | martes, junio 05, 2007 en 12:02
Tal vez el caciquismo al que me refiero no sea tanto el del terrateniente como el cultural, en cualquier caso coincido con tu respuesta.
Publicado por: gelo | martes, junio 05, 2007 en 16:08
No logro entender la razón por la que muchas personas de este país sean tan aficionadas al laboratorio sociológico, confeccionando análisis como quien colecciona coleópteros. Se trata además de personas cuyas opiniones no pasan de tener un "barniz" izquierdista, gentes comunmente conocidas como "progres" a la manera de Emile Zola, que para escribir la "gran epopeya" sobre los ferroviarios franceses, se subió a una locomotora para recorrer con ellos la campiña gala y escudriñar con ojo de coleccionista de coleópteros su trabajo. Claro que Zola se inspiró en Víctor Hugo y sus comentarios parisinos de mesa camilla. Desgraciadamente está visión caló profundamente en la novela española de posguerra, conocida también realismo social. Nada que ver Martín Gaite o Laforet, dos distinguidas señoritas universitarias de la España de posguerra con Françoise Sagan, otra burguesita universitaria, aunque en este caso de Francia y de una posguerra bien diferente. La señorita Sagan más que a Zola, había leído al impagable e intelectualmente nutritivo Simenon y claro está a toda la novelística angloamericana del XIX de la que se infiere una ética y sobre todo una estética acerca de la manera de estar en el mundo.
El único autor español que aunque en sus inicios siguió la corriente señalada, pero que rapidamente y por fortuna para lectores como yo ávidos de joyas que prácticamente solo puedes encontrar en librerias de viejo de Charing Cross, es Sánchez Ferlosio, que se pasó la vida en una buhardilla madrileña desde la que alumbró la mejor literatura española del XX; ello sin necesidad de subirse a ninguna locomotora.
Este realismo social igualmente impregnó al cine español. Desde pelis como "Calle Mayor" de Bardem hasta el cine actual, desprende un hedor cuasi impúdico cuajado de testosrena zafia, sentimentalidad simiesca, vacuidad intelectual y una monserga social que eleva al Padre Astete a la vanguardia. Eso sí, ideología a cataratas.
Yo no soy de Ávila, ni pasé allí mi infancia y mi juventud, no tengo entre sus murallas testigos de mi pasado leonés y londinense. Una visita a Ávila como a cualquier otro lugar, transforma la novedad del ambiente en un desvarío de la mente. Ávila, una ciudad panteón y conservada en almíbar...como Mondoñedo, Oxford...y yo que se, Nueva Inglaterra también.
Jesús, tienes un magnífico blog en el que escribes y con el que sientes; y ambas cosas, el sustantivo escrito y el adjetivo sentimental que lo envuelve, hacen la vida más bonita y más interesante.
Saludos y suerte.
Publicado por: reo | miércoles, junio 06, 2007 en 13:58
Así me gusta, Jesús, presumiendo de abulense... ;-)
Saludos
Publicado por: César Núñez - INFLUENCIADDOOR | sábado, junio 09, 2007 en 04:57